“A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.”
El nombre del viento

Título: El nombre del viento
Título original: The Name of the Wind
Autor: Patrick Rothfuss
Año de primera publicación: 2007
Título original: The Name of the Wind
Autor: Patrick Rothfuss
Año de primera publicación: 2007

Frases de “El nombre del viento” 67 citas
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“Mis mayores éxitos fueron producto de decisiones que tomé cuando dejé de pensar e hice sencillamente lo que me parecía correcto.”
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“Solo los sacerdotes y los locos no le tienen miedo a nada, y yo nunca me he llevado muy bien con Dios.”
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“Hay pocas cosas más repugnantes que la obediencia ciega.”
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“Viajé, amé, perdí, confié y me traicionaron.”
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“Generalmente, el miedo proviene de la ignorancia.”
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“Tomé una decisión, y todavía me arrepiento de ella. Los huesos se sueldan. El arrepentimiento perdura para siempre.”
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“Me miras con esos ojos verdes como si yo significara algo. No me importa que tengas cosas mejores que hacer. Me conformo con tenerte a veces. De vez en cuando. Sé que puedo considerarme afortunada por eso, por tenerte aunque solo sea un poco.”
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“Es mejor conocer los propios límites que calcular mal las propias habilidades y perder el control.”
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“Los hombres que se aprovechan de una mujer cuando esta no está en pleno uso de sus facultades tienen nombres, y ninguno de esos nombres se me podrá aplicar jamás a mí.”
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“Hasta el mejor de los perros muerde cuando se cansa de que lo maltraten.”
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“No piensas en mí como yo en ti. No me importa. Pero si también tienes frío, podrías acercarte y rodearme con los brazos. Solo un poco. Con un nudo en la garganta, me acerqué, me senté a su lado y la abracé. —Qué bien —dijo ella, más relajada—. Es como si hasta ahora siempre hubiera tenido frío.”
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“¿Estás enfadado porque te he mentido, o porque no me has pillado mintiéndote? —preguntó.”
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“Como solía decir mi padre: Al pan, pan y al vino, vino. Pero a una prostituta llámala siempre señora. La vida de las prostitutas es muy dura, y no cuesta nada ser respetuoso con ellas.”
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“Para explicarlo en pocas palabras, diré que me estaba dando suficiente cuerda para que me ahorcara yo mismo. Por lo visto no sabía que, una vez que está hecho el nudo, la soga se ajusta con la misma facilidad a un cuello que a otro.”
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“¿Qué serías capaz de ofrecerme que valga el precio de mis recuerdos?”
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“Y cuando te deje, yo seguiré estando aquí, haciéndola reír. Y mi luz brillará en ella. Yo seguiré estando aquí mucho después de que ella haya olvidado tu nombre.”
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