Todas las frases de Czeslaw Milosz
“Siempre he aspirado a una forma mucho más amplia que, libre de las aspiraciones de la poesía y la prosa, nos dejase entendernos sin exponer a lector y autor a sublimes agonías.”
“¿Quién podría ser tan arrogante como para saber cuáles son los actos que se unen y sostienen mutuamente y cuáles los que caerán en el ridículo y en el olvido fuera de lo que merece llamarse un patrimonio? En vez de insistir en esto, más vale que nos impongamos la única norma importante: mantenernos libres de tristeza y de indiferencia.”
“Ser un hombre y vivir entre hombres ya es un milagro, incluso si conocemos las vilezas y crímenes de los que somos capaces. Cada día construimos un enorme panal de millones de celdas en las que guardamos la miel de nuestros pensamientos, descubrimientos, inventos, obras y vidas.”
“Doy gracias por haber sobrevivido. Por haber conocido la desgracia. Por haber dejado de ser el que fui. No quiero olvidar el común destino de los hombres ni reclamar para mí una suerte especial. Quiero encontrar el camino de la justicia y librarme de lo superfluo y no conservar sino lo que merezca ser conservado.”
“Amar significa verte a ti mismo.”
“¿Y si yo soy toda la humanidad, existe ella a si misma sin mí?”
“Lamento mis necedades entonces y más tarde y ahora, por lo cual mucho me gustaría ser perdonado.”
“En la esencia misma de la poesía hay algo indecente: expresamos cosas que ignorábamos tener en nosotros.”
“No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.”
“Hubo un tiempo en que sólo los libros sabios eran leídos y nos ayudaban a soportar nuestro dolor y sufrimiento.”
“Escribir fue para mí estrategia de protección, de borrar las huellas. Porque a la gente no puede gustarle aquél que alcanza lo prohibido.”
“Sería maravilloso leer un poema aislado de la fecha y de las circunstancias bajo las cuales se escribió, pero es imposible. ¿Qué queremos? ¿Mármol, un canon inamovible, belleza? Yo no soy Mallarmé.”
“Transformado en mirar puro, seguiré devorando las proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios, esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.”
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