Frase de María Dueñas


“Solo Paul permanecía ajeno a todo, hasta que su hijo Jimmy se levantó de su sitio y vino a ocupar la silla que Daniel había dejado libre al abrazar a Rebecca. Con una dulzura inmensa, cogió la mano de su padre y le acarició la cara. Creí entonces percibir con el rabillo del ojo que —muy, muy levemente— Paul sonreía.”
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“Encajábamos como dos bailarines, como si hubiéramos practicado aquel abrazo un millar de veces.”
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“No piensas en mí como yo en ti. No me importa. Pero si también tienes frío, podrías acercarte y rodearme con los brazos. Solo un poco. Con un nudo en la garganta, me acerqué, me senté a su lado y la abracé. —Qué bien —dijo ella, más relajada—. Es como si hasta ahora siempre hubiera tenido frío.”
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