“El amor. Claro, el amor. Un año de ardor y llamas y treinta de cenizas.”
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“¿Qué haría el Senado de mí, de un legislador inexperto que carece de la facultad de engañarse a sí mismo, este requisito esencial en quien quiere guiar a los demás?”
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“El amor... fuego y llamas durante un año y cenizas durante treinta.”
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“La eternidad amorosa dura pocos años.”
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“Los celos personales, el resentimiento del gazmoño contra el primo despreocupado, del tonto contra el muchacho despabilado, se disimulaban con argumentaciones políticas.”
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“Como siempre, la consideración de su muerte lo serenaba tanto como lo turbaba la muerte de los demás. Tal vez porque, a fin de cuentas, su muerte era el final del mundo.”
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“Cierto es que los dones hay que valorarlos en relación con quien los ofrece: un campesino que me da un pequeño cordero suyo me hace un regalo mayor que el príncipe de Làscari cuando me invita a comer.”
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“Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie.”
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“Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre. El siempre de los hombres, naturalmente, un siglo, dos siglos...Y luego será distinto, pero peor. Nosotros fuimos los Gatopardos, los leones. Quienes nos sustituyan serán chacalitos y hienas, y todos, gatopardos, chacales y ovejas, continuaremos creyéndonos la sal de la tierra.”
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“Su vanidad es más grande que su miseria.”
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“Descendió al fondo del espíritu humano, y naturalmente llegó al infierno.”
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“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.”
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