“- ¡Mis piernas! ¡No puedo moverlas! ¡Ese cabrón me ha quitado las piernas!
- Pero si tú nunca has podido andar.
- Ah, es verdad.”

“Es una gran chica. Se sobrepuso a una discapacidad. Sí. Sabe, tenía problemas de aprendizaje. Su madre y yo la llevamos a muchos especialistas. Ahora es prácticamente normal.”

“Solo me queda la cabeza para elevarme. Cuando el dolor me deja en paz, me queda el espíritu. Mi verdadera discapacidad no es estar en silla de ruedas. Es estar sin ella.”

“Puede ser fea, gorda, y quizá hasta minusválida. Pregúntele al final del poema: En cuanto al peso, ¿cómo eres?”

“Nadie agradece ser convertido en un inválido –me explicó Ming O'Brien–. Usted no puede hacerse cargo de otros para siempre, llega un momento que se cansa, y cuando los deja caer, se sienten traicionados y naturalmente lo detestan.”
Isabel Allende