La caída de los gigantes
Título: La caída de los gigantes
Título original: Fall of Giants
Autor:Ken Follett
Año de primera publicación: 2010
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Autor:Ken Follett
Año de primera publicación: 2010
Frases de “La caída de los gigantes” 18 citas
“Dos adultos que se aman deberían ser capaces de tomar decisiones juntos, sin tener que obedecerse uno al otro.”
“Las vejaciones a las que sometes a los demás regresan, tarde o temprano, para torturarte.”
“Dondequiera que tú vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios; donde tú mueras… —Se detuvo, incapaz de hablar por el nudo que le cerraba la garganta; después, tras un momento, tragó saliva y continuó—: Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré enterrada.”
“¿Es un cóctel? —preguntó Rosa. —Un licor fuerte camuflado para que parezca más respetable. Te lo prometo, están a la última.”
“El anarquismo es la creencia de que nadie está legitimado para gobernar. Todas las filosofías políticas, desde el derecho divino de los reyes hasta el contrato social de Rousseau, intentan justificar la autoridad. Los anarquistas creen que todas esas teorías fallan, y que por tanto ninguna forma de autoridad es legítima.”
“Gracias por su sinceridad, coronel —respondió Fitz—. Pero entré en el ejército para ganarbatallas, no para que me ascendieran.”
“—Eso me temo. Lo primero que hizo Lenin fue aprobar el decreto sobre la tierra. —Para hacerle justicia —intervino Maud—, Lenin también ha anunciado una jornada de ocho horas para los trabajadores y educación universal y gratuita para sus hijos. Fitz estaba enfadado; Maud no tenía ningún tacto, porque, desde luego, aquel no era el momento más...” (continúa)(seguir leyendo)
“El presidente Wilson dice que un líder debe tratar a la opinión pública del mismo modo en que un marinero se aprovecha del viento, utilizándolo para impulsar la nave en una dirección u otra, pero nunca intentando ir directamente contra él.”
“Por su parte, sospechaba que el Señor no se impresionaba con tanta facilidad, que siempre se conmovía más con las plegarias sencillas que nacían directamente del corazón.”
“El hombre era el único animal que acababa con la vida de los de su propia especie por millones”
“Un bebé era como una revolución, pensó Grigori: era posible iniciarla, pero no controlar qué derrotero tomaba.”
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